¿Por qué en Colombia hay una inmensa cantidad de abogados litigantes? ¿Y por qué no se amplía el alcance de los mecanismos alternativos de solución de conflictos (MASC)?
Colombia es un país conocido por su sólida formación en Derecho y por el alto número de egresados de facultades jurídicas en todo el territorio nacional. Sin embargo, esta realidad ha traído consigo un fenómeno preocupante: una sobresaturación de abogados litigantes, muchos de los cuales enfrentan dificultades para ejercer su profesión de forma estable, generando una competencia feroz y un sistema judicial colapsado por la cantidad de procesos que se presentan diariamente.
Entonces, ¿qué está ocurriendo realmente? ¿Por qué Colombia forma tantos abogados? ¿Y por qué no se incentiva más el uso de los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos (MASC) como la conciliación, la mediación o el arbitraje?
Este artículo busca desentrañar esta compleja situación desde varias perspectivas: educativa, cultural, legal y social.
Colombia: una fábrica de abogados
Según cifras del Ministerio de Educación y el Observatorio Laboral para la Educación, el Derecho es una de las carreras más estudiadas en Colombia. Existen más de 200 facultades que ofrecen programas de Derecho en todo el país, muchas de ellas con altos índices de matrícula pero bajos estándares de calidad. Esto ha resultado en una sobreoferta de profesionales jurídicos, especialmente en ciudades intermedias.
Además, muchas de estas universidades no promueven una formación integral en métodos alternativos de resolución de conflictos, y el enfoque suele centrarse exclusivamente en el litigio. Esta formación sesgada produce abogados que ven en los juzgados la única forma de resolver un conflicto, ignorando por completo otras herramientas que podrían aliviar la carga judicial del país.
¿Qué es un abogado litigante?
El abogado litigante es aquel profesional que se dedica a representar a sus clientes ante los tribunales de justicia. Su trabajo se enfoca en la presentación de demandas, contestaciones, recursos y la comparecencia en audiencias judiciales.
Aunque esta figura es vital para el sistema judicial, el problema radica en la cantidad desproporcionada de profesionales litigantes en un país donde el aparato judicial no puede absorber la demanda.
El exceso de abogados litigantes genera varios problemas:
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Colapso en los tribunales: se estima que un juez colombiano puede llegar a tener más de 1.000 procesos activos al mismo tiempo.
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Retardo en la justicia: muchos procesos duran años, lo que va en contra del principio constitucional de una justicia oportuna.
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Desgaste emocional y económico para los ciudadanos.
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Desconfianza generalizada en el sistema judicial.
¿Por qué no se promueven los mecanismos alternativos de solución de conflictos?
En Colombia existen los MASC (Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos), entre ellos la conciliación, la mediación, el arbitraje y la amigable composición. Estos mecanismos están contemplados en la ley y tienen validez jurídica, pero aún son subutilizados por la mayoría de los ciudadanos y profesionales del Derecho.
Las razones por las que los MASC no se han posicionado son varias:
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Falta de conocimiento generalizado: La población no está debidamente informada sobre sus beneficios, ni sabe cómo acceder a ellos.
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Resistencia cultural: En Colombia se tiende a pensar que solo un juez puede "impartir justicia", lo que lleva a desconfiar de las soluciones extrajudiciales.
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Falta de formación en las universidades: Como mencionamos anteriormente, muchas facultades de Derecho siguen centradas exclusivamente en el litigio, dejando de lado los MASC.
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Intereses económicos: En algunos casos, tanto abogados como instituciones se benefician económicamente de procesos judiciales largos, lo que genera poca motivación para resolver los conflictos por vías más ágiles.
¿Por qué una sociedad con demasiado litigio puede volverse tediosa?
Una sociedad con altos índices de litigiosidad puede desarrollar un ambiente de desconfianza y conflictividad permanente, donde la vía judicial se convierte en la primera opción para resolver cualquier tipo de disputa, incluso aquellas que podrían solucionarse con diálogo o negociación.
Los efectos negativos de una sociedad hiperlitigante son:
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Altos costos para el Estado en términos de justicia.
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Pérdida de tiempo y recursos para los ciudadanos.
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Ambiente hostil que impide la construcción de relaciones sociales sanas.
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Burocratización de procesos que podrían ser mucho más eficientes.
¿Qué se puede hacer para mejorar esta situación?
A continuación, algunas estrategias que Colombia podría implementar para equilibrar la cantidad de abogados litigantes y fortalecer el uso de los MASC:
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Reforma educativa: Exigir a las facultades de Derecho una formación más completa en resolución de conflictos, incluyendo una cátedra obligatoria sobre MASC y habilidades blandas (como la comunicación, la empatía, y la escucha activa).
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Campañas de sensibilización: Crear campañas nacionales para educar al público sobre cómo funcionan y cuáles son los beneficios de los MASC.
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Incentivos económicos y fiscales: Otorgar beneficios a quienes decidan resolver sus conflictos por vías alternativas en lugar de judicializarlos.
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Fortalecer los centros de conciliación y arbitraje: Mejorar su cobertura, accesibilidad y prestigio para que la ciudadanía los perciba como confiables.
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Profesionalización de los conciliadores y mediadores: Formar profesionales especializados que sean reconocidos legal y socialmente.
¿Hacia dónde va Colombia en materia de justicia?
Colombia necesita transitar de una cultura del litigio a una cultura del acuerdo. Esto implica promover herramientas de resolución pacífica de conflictos, democratizar el acceso a la justicia, y redefinir el rol del abogado como un facilitador del diálogo, y no solo como un combatiente judicial.
Además, se deben evaluar las políticas de formación de abogados y ajustar el número de cupos en las universidades, asegurando calidad sobre cantidad. Un país más eficiente jurídicamente no es aquel que tiene más abogados, sino aquel que logra resolver sus conflictos de forma justa, rápida y pacífica.
Conclusión
La alta cantidad de abogados litigantes en Colombia es el resultado de una combinación de factores: sobreoferta educativa, cultura jurídica centrada en el litigio, desconocimiento de mecanismos alternativos, y un sistema judicial saturado. El desafío está en cambiar este paradigma hacia un modelo más ágil, humano y eficiente.
Los MASC no solo deben ser vistos como alternativas, sino como herramientas principales para una justicia moderna. Cambiar la forma en que resolvemos conflictos será un paso clave para tener una sociedad más pacífica, productiva y confiable.
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